Una fábula llena de color, aroma, naturaleza (en su estado más puro), sentimientos y dulzura, pero sobre todo una lucha; la de las mujeres, aquí representadas por la joven y astuta Anahita. Junto a ella viajaremos a la antigua Persia de finales del S. XIX. Una época acuciada por los cambios, la casi exterminación de las tribus nómadas, obligadas a buscar asentamientos y por las constantes invasiones en el norte del país. El padre de Anahita, Farhard decide que ha llegado la hora de ofrecer la mano de su hija, elige al khan o jefe de su tribu afshari, un hombre viejo, arrogante y repulsivo por el que Anahita solo siente auténtico pavor. Decidida una vez más a romper con las normas de su tribu y luchar por sus sueños «en un mundo donde la imposición varonil es implacable y resolutiva» propone a su padre y al mulá de la aldea tejer un acertijo dentro de su qalid nupcial, aquel que más se aproxime a la solución, será su alma gemela, el candidato ideal para desposarla. El punto más significativo de la historia es la tradición de tejer la alfombra nupcial como parte del ajuar, una obra de arte, un trabajo delicado, realizado a base de productos naturales, que comenzaba con esquilar las ovejas, cardar la lana, formar las madejas, teñirlas a base de plantas naturales, y finalmente el tejido, donde las mujeres aún siendo totalmente analfabetas, tejían sus propias historias y sentimientos. Un trabajo muy cuidado y minucioso, pues sería representativo a lo largo de sus vidas. Narrada con alma y con ese toque exótico que tienen los antiguos cuentos de la cultura oriental. Y como en todos los buenos cuentos aquí también nos encontraremos con héroes, villanos, amigos, príncipes ... Pero sobre todo encontraremos armonía y magia. Cuando termines la lectura, cerrarás el libro con una amplia sonrisa y un suspiro de adolescente. (Esther Recio, 20 marzo de 2014)
hace 10 años