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Resumen

«Pasear es un entretenimiento distinguido, burgués, ocioso, elegante…; caminar es más bien algo instintivo, natural, salvaje. Pasear es un rito civil, y caminar es un acto animal. Pasear es algo social, y caminar algo más bien selvático, aunque sea por las calles de una ciudad. El que pasea se imagina paseando, o gusta de observarse según la perspectiva de los otros; el que camina es, en ese sentido, extrovertido, solo le importa el afuera. El que pasea coquetea diciendo que sale a buscarse a sí mismo, a conversar machadianamente con uno mismo, a reunirse consigo mismo, a reencontrarse o reconstruirse…; el que camina tampoco sabe nada pero por lo menos ya ha alcanzado a darse cuenta de que hay poco que escarbar dentro de sí, y rastrea vorazmente el exterior, las calles, los campos, los cielos. [...] Caminar es algo que está decisivamente relacionado con la independencia y con la libertad.» (Del prólogo de Juan Marqués.)

1 críticas de los lectores

8

Este libro recoge dos breves pero excelentes ensayos sobre el arte de caminar. El primero, “De las excursiones a pie”, es de William Hazlitt. Este escritor inglés, conocido por sus ensayos humanísticos y sus críticas literarias, hace aquí una férrea defensa de las caminatas por la naturaleza en soledad.
El autor empieza el texto con una declaración de principios que a continuación expone y argumenta. Profundiza en aspectos como la soledad –excepto en los viajes al extranjero, que también comenta–, elogia el anonimato que se adquiere durante el camino o el placer de la llegada a la posada y la expectativa de la cena. Se incluyen versos y fragmentos de otros escritores ingleses anteriores y contemporáneos a él (Shakespeare, Milton, Coleridge...). Me ha gustado mucho, tanto las reflexiones que hace como la prosa bella y poética que usa. Escrito hace casi dos siglos, ensalza una idea romántica de las excursiones a pie ligeramente distinta a la que se tiene hoy en día, pero es una verdadera delicia de leer. He anotado muchos fragmentos que me han encantado.
Robert Louis Stevenson (1850-1894), autor del segundo texto, (“Caminatas”), vivió posteriormente a Hazlitt (1778-1830), al que admira, y en parte su escrito se basa en el de su predecesor, del que opina que es: “un texto de tanta calidad que tendrían que penar con un impuesto a todo aquel que no lo haya leído”.
Stevenson cita en varias ocasiones a Hazlitt, y también él defiende el caminar en solitario. Además de los mismos temas de los que ya habla Hazlitt (y alguno con el que discrepa), Stevenson discurre sobre otros, como el tiempo y sus problemas.
En este segundo ensayo no hay tantas citas (ni notas del traductor) como en el primero, lo que se agradece, y el estilo es más ligero y fresco, pero igual de interesante. Ambos escritos enlazan la idea del caminar con la libertad y la felicidad y aportan reflexiones interesantes. Aunque ensayo, no son nada complicados de leer y en mi opinión se disfrutan igual que una novela. 
No quiero dejar de mencionar el prólogo y las ilustraciones. El primero, aportación de Juan Marqués, y un fragmento del cual aparece como sinopsis en la contraportada, tiene entidad por sí mismo. En cuanto a las ilustraciones, de Juan Palomino, son evocadoras y entrañables, y acompañan magníficamente a ese caminar al que nos invitan los dos escritores. No sé si esta lectura apasionará a otros lectores como lo ha hecho conmigo, pero en mi opinión es muy recomendable para aquellos que han gozado a fondo la experiencia del caminar, o simplemente para aquel al que le llame la atención el tema. 

hace 5 años