Un estudiante que no llega a fin de mes. Una deuda pendiente y un hacha a su alcance. Un asesinato que lo perturba día y noche. Un amor que lo cambia todo. ¿Sigues pensando que los clásicos son cosa del pasado?
La profundidad psicológica con la que Dostoievskirevestía a sus personajes lo convierte, a ojos dealgunos, en un escritor existencialista y un precursorde Nitzsche. Escrita en 1866, Crimen y castigo seconvierte en un testigo de excepción de las contradiccionesque alberga el alma humana, especialment...
El jugador es un sombrío cuadro de las compulsiones y adicciones humanas, en especial de dos grandes impulsos: la pasión amorosa y los juegos de azar. Alexéi Ivánovich, un joven de carácter inestable que vive entre la euforia y la desesperación, trabaja como tutor para un general ruso y su hijastra,...
«Imaginen un marido cuya mujer, una suicida que se ha arrojado por la ventana hace sólo unas horas, yace ante él sobre una mesa. Él está conmocionado y no ha tenido tiempo de ordenar sus ideas. Camina de habitación en habitación e intenta dar un sentido a lo que acaba de ocurrir… De ahí que se cuent...
A lo largo de la historia, algunos libros han cambiado el mundo. Han transformado la manera en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Han inspirado el debate, la discordia, la guerra y la revolución. Han iluminado, indignado, provocado y consolado. Han enriquecido vidas, y también las han de...
Como dijo Knut Hansum, «un libro muy pequeñito, pero para nosotros demasiado grande, inalcanzablemente grande». En La mansa, publicada dentro del Diario de un escritor en noviembre de 1876, Dostoievski abre la puerta a la intimidad de una pareja, desvela todo lo que oculta una relación institucional...
El cocodrilo es una historia llena de humor, quizás la más divertida que escribió Dostoievski. El desdichado funcionario Ivan Matvéich nos hace reír desde la primera página. Dostoievski utiliza esta increíble historia para reflejar, como solo él sabía hacerlo, la tontería de algunos hombres, su vani...
No hay nada de glamour en las salas de juego de la inquietante ciudad-balneario de Ruletenburgo; ni elegantes caballeros de modales refinados, ni vaporosas damas de belleza sin igual. Ni siquiera el brillo del oro apilado. Sólo hay chusma continental: haraganes y golfillas, representantes de la sinv...