Le alargué el mío, un hermoso modelo en acero inoxidable que me regaló María del Mar, y al que puntualmente le renuevo el recambio de tinta. Jamás me ha fallado. "Jamás me ha fallado", le dije, avergonzado, cuando vi que ella garabateaba infructuosamente en los márgenes del consultorio sexológico, s...